Monday, March 16, 2009

AISLAMIENTO, NEGLIGENCIA Y PRESIÓN.



Transcurrido el tiempo ¡estipulado! supuestamente por el “ancianato”, pudimos comunicarnos con Josefa. En sus palabras, Josefa reflejaba la actitud de una persona presionada, condicionada y amenazada. Con voz débil, reiteraba su promesa dada a Elizabet de colaborar y mejorar su conducta, para poder regresar pronto a su casa. ¿Cómo puede Josefa prometer algo que no estaba bajo su control ni al alcance de sus posibilidades? Su estado de salud era demasiado frágil y el golpe emocional por el desalojo de su casa le agravó aún más. ¿Cómo puede Josefa, bajo sus condiciones físicas, sacar fuerzas para vestirse, bañarse, caminar al baño para hacer sus necesidades fisiológicas por ella misma? Las sospechas de algo turbio se acrecentaron aun más en nosotros, no obstante, continuamos confiando, pero con reserva, en Elizabet Camero de Artigas, quien ha sido una reconocida líder de las Iglesias Evangélicas Libres de Venezuela y misionera de larga trayectoria en la comunidad indígena. Para nosotros, era muy difícil aceptar una maquinación de tan gran magnitud en el entorno evangélico, aún cuando todas las evidencias indicaban que algo maligno se estaba llevando a cabo. En los días siguientes, Josefa nos hablo de su gran esfuerzo en “colaborar con sanarse”, porque Elizabet le había dicho que era la única forma para regresar a su casa en navidad. Desde lejos continuamos animándola, manteniendo la comunicación diaria, hablándole con palabras llenas de amor, fe, esperanza y brindándole nuestra total solidaridad familiar. Desde la distancia y bajo las circunstancias conocidas hasta esos momentos, era lo que podíamos brindarle para ayudarla en su convalecencia. Sin embargo, las contradicciones en los informes dados por Elizabet, la poca claridad en cuanto a la seguridad y protección social de Josefa y su permanente angustia, continuaba llenándonos de zozobra.